No
todas las tareas realizadas por los niños deben clasificarse como trabajo
infantil que se ha de eliminar. Por lo general, la participación de los niños o
los adolescentes en trabajos que no atentan contra su salud y su desarrollo
personal ni interfieren con su escolarización se considera positiva.Entre otras
actividades, cabe citar la ayuda que prestan a sus padres en el hogar, la
colaboración en un negocio familiar o las tareas que realizan fuera del horario
escolar o durante las vacaciones para ganar dinero de bolsillo. Este tipo de
actividades son provechosas para el desarrollo de los pequeños y el bienestar
de la familia; les proporcionan calificaciones y experiencia, y les ayuda a
prepararse para ser miembros productivos de la sociedad en la edad adulta.
Un trabajo realizado por un niño o niña, que
no alcanza la edad mínima especificada para el tipo de trabajo que se trate
(según determine la legislación nacional, de acuerdo con normas
internacionalmente aceptadas) y que por consiguiente, impida probablemente su
educación y pleno desarrollo.
Un
trabajo que ponga en peligro el bienestar físico, mental o moral del niño o
niña ya sea por su naturaleza o por las condiciones en que se realiza y que se
denomina “Trabajo Peligroso”. Resaltando uno de sus principios que se estaría
violando al permitir el trabajo infantil, el número cuatro en la que da mención
“El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social.
Tendrá
derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán
proporcionarse tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso
atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de
alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados”. El trabajo
infantil se ha transformado en un obstáculo real para la educación de niños,
niñas y adolescentes, ya que afecta su rendimiento, su capacidad de
concentración, su motivación, causando retraso escolar y a mediano plazo,
deserción del sistema escolar.
En
nuestro país, las cifras totales indican que las regiones del Biobío, de Los
Lagos, Valparaíso y la Metropolitana, concentran la mayor cantidad de personas
entre 5 y 17 años que no asisten a la escuela por estar trabajando o realizando
quehaceres del propio hogar.
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